Año tras año, Cádiz confirma lo que ya es casi una tradición para miles de viajeros: en 2025, vuelve a ser uno de los destinos favoritos. Sus playas vírgenes, su historia que se remonta a los primeros comerciantes del Mediterráneo, su cultura abierta y su cocina sencilla pero llena de sabor siguen atrapando a quienes buscan un lugar donde el tiempo parece detenerse.
El viaje hacia el sur empieza a llenarse de luz en cuanto el coche traspasa la llanura de la Janda y la carretera enfila el océano. No hace falta mirar el calendario para saber que es verano: basta con ver cómo la gente vuelve a llenar los hoteles de la provincia hasta rozar el lleno técnico y repite, sin pensar demasiado, el eslogan que se ha convertido en declaración de principios: «In love with Tarifa, In love with Zahara, In love with Cádiz».
Quien pisa por primera vez estas playas vírgenes -kilómetros de arena abierta, agua que brilla con tonos dorados y chiringuitos donde el tomate sabe a huerta- entiende enseguida por qué la provincia se ha coronado de nuevo como refugio favorito del Mediterráneo español.
En este escenario privilegiado, Q Hotels ha sabido consolidar una propuesta muy ligada al espíritu de la provincia. Sus hoteles, apartamentos y villas no solo ofrecen alojamiento, sino una forma de entender el viaje: ubicaciones privilegiadas, servicios pensados para despertar los sentidos y un equipo profesional que convierte cada estancia en una experiencia memorable. La hospitalidad andaluza se mezcla aquí con la innovación, el diseño y el cuidado por cada detalle.
El resultado es un equilibrio perfecto entre confort, calidad y autenticidad. Una manera de vivir Cádiz de forma plena, en espacios que reflejan su luz, su carácter y su sabor. Así, Q Hotels sigue siendo en 2025 la elección natural para quienes buscan disfrutar de unas vacaciones que, más que días de descanso, se convierten en recuerdos para siempre.
Y precisamente esa mezcla de luz, carácter y sabor es la que les lleva a recorrer, de norte a sur, la costa gaditana. «Queremos seguir el hilo invisible y descubrir por qué, entre acentos marineros y arenas doradas, estos enclaves han marcado la forma de vivir el verano en Cádiz», afirman desde Q Hotels.
Así, con el salitre pegado a la piel emprenden un viaje que empieza en la capital y concluye donde el Atlántico se funde con el horizonte más salvaje:
Hotel Cádiz Bahía 4 estrellas Superior
A un suspiro de la arena de la Playa de la Victoria, el Hotel Cádiz Bahía 4 estrellas Superior abre un vestíbulo diáfano donde la brisa atlántica se cuela sin pedir permiso. El edificio -heredero de la antigua Residencia de Tiempo Libre- fusiona hormigón, cristal y luz marina para convidar al huésped a un viaje que huele a «lemongrass» en su «Thai Spa» y sabe a lúpulo en el «Beer Spa», el mayor de España.
De sus 281 habitaciones brillan las exclusivas «Swim Up», con una piscina privada de acceso directo desde la habitación; la ‘infinity pool’ traza el horizonte; y el auditorio hotelero más importante de la provincia -178 butacas- acoge congresos todo el año. Cuando el sol se derrama sobre el mar, la azotea despierta en Atarde Visual Bar: mesas bajas, cócteles cítricos y un cielo de cobre líquido que convierte cada despedida en promesa de regreso.
Hotel Zahara Beach 5 estrellas
Unos kilómetros de autovía bastan para que la costa se ensanche y las dunas anuncien el Hotel Zahara Beach 5 estrellas, en la playa Zahara de los Atunes. Este refugio , «adults recommended», se abre al Atlántico con 143 habitaciones bañadas de luz marina. El vestíbulo se eleva en cuatro alturas de hormigón visto, atravesado por pasarelas de acero y bambú que conducen a pasillos decorados con maderas talladas en Bali y arte contemporáneo.
En la planta baja aguardan las codiciadas «Swim Up», que se asoman, a ras de terraza, a su propia lámina de agua privada; a unos pasos reluce la tranquila piscina-lago, mientras en la cuarta planta la «infinity pool» se funde con el horizonte junto al Sky Bar Zahara, perfecto mirador de puestas de sol con DJ y cócteles de autor.
El latido culinario llega con el Restaurante Tarik, nuevo referente gastronómico de la costa: del tomate azul con atún y «majao» andalusí al tarantelo a la moruna con yema crujiente, culminando en una torrija de helado de hierbabuena. Y para el descanso absoluto, el «Blue Spa» despliega circuitos termales y un exclusivo «Beer Spa», envolviendo al huésped en un lujo sereno donde el tiempo se desliza, lento, con el murmullo del mar.
Hotel El Cortijo de Zahara 4 estrellas
En dirección al Cabo de Camarinal, En la ladera donde la Sierra de la Plata se inclina hacia el océano, El Hotel El Cortijo de Zahara 4 estrellas, un antiguo cortijo de 1833 late ahora como boutique de 78 habitaciones. El patio empedrado, los muros encalados y el viejo pozo custodian el recuerdo de las primeras cosechas, pero la mirada se alza pronto hacia el horizonte. Dos piscinas infinitas, una abrazando el jardín principal y otra coronando el «Sky Bar», se funden con la curva dorada de la playa de Zahara de los Atunes, como si el agua domesticada quisiera mezclarse con la del Atlántico.
Dentro, las estancias alternan cabeceros tallados y lámparas forjadas con textiles de tonos arena; en los pasillos, las luces tamizadas y las fragancias de las variedades vegetales de la zona preparan los sentidos para noches de poniente suave y guitarras lejanas. Al caer la tarde, la piscina del «Sky Bar» se tiñe de cobre líquido mientras las copas tintinean sobre la baranda y el sol se esconde tras la línea perfecta del mar.
Marcharse resulta un leve desgarro: el Cortijo deja al viajero con la certeza de haber habitado, por un instante, la esencia más pura de la costa gaditana. Entre sus muros aún flota la leyenda: Mark Knopfler (Dire Straits ) pasó aquí un invierno y, cuentan, bosquejó parte del disco, Making Movies, inspirándose en el rumor del mar.
Hotel Event Tarifa 4 estrellas
La carretera prosigue hasta que el horizonte se abre por completo: aparece Tarifa y, antes de que el mar muestre todo su brillo, el Hotel Event Tarifa 4 estrellas sorprende con líneas limpias, madera labrada y guiños metálicos que capturan la luz del Estrecho. Su estética mediterránea mezclada con detalles balineses invita al descanso sin estridencias: la piscina exterior invita a relajarse lentamente en el telón del atardecer con cócteles ligeros y brisa salada. Aquí, el huésped alterna mañanas de arena fina y tardes de música suave, sabiendo que, cuando el viento baja la voz, Tarifa ofrece siempre un plan donde el horizonte es la única frontera.
Hotel Tarifa Lances 4 estrellas
Basta cruzar la calle para encontrar en la franja indómita que separa la arena de Los Lances del cielo gaditano, el Hotel Tarifa Lances 4 estrellas. Que despliega 100 habitaciones, cada una con su propio relato único, no hay dos habitaciones iguales, de arte asiático, sedas suaves y lámparas de bambú y conchas. Durante el día, surfistas y nómadas digitales se cruzan en el vestíbulo aromatizado con suaves fragancias.
Al caer la tarde, la escena se alza hasta la terraza «Sky Bar» Tarifa: actuaciones en vivo todo el verano, cócteles cítricos y una «infinity pool» que parece diluirse en la mejor puesta de sol de Tarifa. Bajo el sonido tenue de música «Chill Out», el horizonte se tiñe en un festival de colores. Para cerrar el círculo, una zona «wellness» susurra vapor y aceites nutritivos, invitando a renacer tras la jornada de viento y sal. Así, entre arte, brisa y calma, Tarifa Lances escribe una oda siempre nueva a la libertad atlántica.
El viaje concluye con el resplandor del crepúsculo reflejado en los ventanales de ambos hoteles y con el eco constante del mantra que recorre toda la provincia: «In love with Tarifa, In love with Zahara, In love with Cádiz». Porque aquí las vacaciones se alargan más allá del calendario: se quedan flotando, suaves, como la espuma que deja la ola antes de regresar al océano.
Fuente: ABC